Tod@s
tenemos una historia, crecimos en un entorno que hasta cierto punto nos moldeo,
pues aquellas personas, actos, regaños, conocimientos, habilidades, limitaciones,
situaciones, experiencias y estilos de vida, nos mostraron un camino que quizá
seguimos sin cuestionarlo, pues es muy cómodo, y aunque pudiera ser o no
placentero, es por donde sabemos movernos, y en donde a nuestro cerebro le
gusta estar, pues es justo ahí donde no tendrá que preocuparse por cosas que
salgan de lo cotidiano, de lo que ya en automático sabe hacer.
¿Pero
qué pasa cuando esto empieza a incomodar? Cuando poco a poco dan ganas de
moverse del sitio donde estamos y comenzamos a cuestionarnos todo lo aprendido,
cuando nos dan ganas de ver si hay otra forma de experimentar lo que ya
conocemos o descubrir cosas nuevas.
Puede
suceder que hayamos tenido la fortuna de por las buenas y de manera tranquila
tener o presenciar una experiencia que nos abrió los ojos, mostrándonos una
infinidad de caminos que podríamos elegir, caminos que viendo y tanteando de lo
que observamos de como otras personas actúan bajo las mismas situaciones o
situaciones nuevas que llaman nuestra atención porque no las habíamos siquiera
imaginado, nos llenan de asombro, y al observarlas, nos damos cuenta de
que existen muchas nuevas habilidades,
sentimientos, maneras de hablar, deportes, oficios, actividades y muchas otras
cosas que despiertan en nosotr@s la idea de comenzar a aprender algo nuevo.
Si
nos tocó movernos a la mala, por experiencias que nos hicieron buscar otros
caminos que nos sacaran de ese dolor, tristeza, enfermedad o incomodidad que
estábamos experimentando, si esto nos hizo ver más allá, y con la ayuda de alguien más o por nosotr@s mism@s
empezamos a generar cambios que nos
llevaron gradualmente de ese estado de malestar a sitios más agradables, nos
daremos cuenta que durante ese proceso adquirimos también nuevas maneras de
actuar, pensar, sentir, y que junto con esa motivación por superarnos, modificamos y adquirimos ciertos hábitos y
actividades, que finalmente nos llevaron a aprender cosas nuevas y a movernos
del sitio que ya conocíamos.
Sea
cual sea el impulso que nos obligó a movernos de esa zona de confort, debemos
estar agradecidos, y tener en cuenta que es normal que para algunas personas
esto será un verdadero reto, y puede que el miedo nos invada tan solo de
pensarnos o visualizarnos haciendo algo fuera de lo normal por muy mínimo que
sea, pero debemos ser valientes y no olvidar la capacidad de asombro que nos
caracterizaba cuando éramos pequeños, porque de esta forma, todo despierta
interés en nosotros y podremos entonces internarnos en la búsqueda del
crecimiento personal que nos llenará de experiencias, conocimiento, gente
nueva, aprendizajes, anécdotas que no solo serán recuerdos inolvidables, sino
que se convertirán en consejos, historias, lecciones, y que posiblemente
hasta
inspiraran a otras personas y serán punto de partida para tantas otras, pero
sobre todo, porque tendremos la dicha de
saber que vivimos cada día con la intención de crecer en todos los sentidos.
Así que recuerda tomar un camino
diferente, aprender un idioma, una nueva receta , leer un libro, aprender
nuevas habilidades, mejorar tu tiempo al correr, dibujar, escribir, meditar,
hacerte un chequeo médico, iniciar un nuevo proyecto o negocio, viajar, levantarte un poco más temprano,
tomar un curso de fotografía o algún oficio, ahorrar,
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