"La verdad es
que las y los psicólogos tienen la culpa de que nuestras hijas e hijos no
obedezcan", afirmó una madre de familia en uno de los talleres sobre crianza
positiva que coordiné hace dos ciclos escolares en una escuela primaria.
Respondí al estilo Gatell, a ver cuénteme más, ¿por qué tenemos la culpa? La
señora, nos compartió que fuimos nosotras las psicólogas, quienes empezamos a
decir que golpear para educar estaba mal y entonces ellas –las madres- dejaron
de hacerlo y los niños se volvieron cada vez más irrespetuosos e irreverentes,
al grado que ahora no podían controlarlos.
Para que se viva un taller, se necesita de la participación activa de las y los asistentes y de que la construcción de saberes se haga en colectivo, decidí continuar preguntando en conclusión un número reducido de asistentes compartía esta creencia.
Finalmente, lo
que seguía era informar, ¿qué es la disciplina positiva? es un modelo
educativo respetuoso, que permite la identificación de objetivos educativos a
largo plazo, mismos que plantearemos acorde a los principios y valores que
queremos que nuestras niñas y niños tengan en su vida adulta; otra herramienta
es la de brindar calidez, es decir, demostrarles con palabras y contacto físico
respetuoso la confianza, ternura y amor
que sentimos hacia ellas y ellos; de igual forma permite brindar estructura,
ensenándoles con nuestros actos modelos positivos de comportamiento; en este
modelo se nos invita a entender sus necesidades en cada etapa del desarrollo
para buscar la forma de cubrirlas y evitar conductas equivocadas y, finalmente guiarlos en la resolución de problemas sin violencia, en ambiente
pacífico y de sana convivencia.
Por cierto
¿quieres saber quién tiene la responsabilidad de convocarnos a educar sin
violencia? Pues nada menos que la Organización de Naciones Unidas ONU quien en
la Convención sobre los derechos del niño, establece en el artículo 19
que “Los Estados Partes adoptarán todas
las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas
para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental,
descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso
sexual, mientras el niño se encuentre bajo la custodia de los padres, de un
representante legal o de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo.”.
No te alarmes,
también tu como mamá o papá tienes derecho a que “…los
Estados Partes prestarán la asistencia apropiada a los padres y a los
representantes legales para el desempeño de sus funciones en lo que respecta a
la crianza del niño y velarán por la creación de instituciones, instalaciones y
servicios para el cuidado de los niños” (Artículo 18 párrafo 2 de la
Convención sobre los derechos de los niños) y es por eso que hay cantidad de
talleres y bibliografía sobre este tema.
Afortunadamente
en la sesión que te comparto, se entendió muy bien que criar sin violencia, en
un ambiente estructurado y cálido dista mucho de ser permisivo y criar niños y
niñas sin límites. Nos enfrentamos a nuevas interrogantes, ¿cómo le hago para
cambiar?, si ya no le pego ¿me seguirá respetando? ¿eso es respeto o es miedo?
a estas preguntas y a otras que pudieran surgirte, les iremos dando respuesta
en las siguientes semanas.
Consultas presenciales y online, citas al tel. 241 122 0723
Me encanta!!
ResponderEliminarQue difícil es en nuestro Mexico cambiar ese idea de las nalgadas, o dar uno en la, boca, o algo así para educar, yo trato de llevar una crianza respetuosa y que complicado es, no siempre es fácil salirte de esos paradigmas, pero ojala y más gente se documentaría más al respecto para irlo cambiando poco a poco
Que difícil!!! Pero no imposible.
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