¿Educación inclusiva hoy?

En los últimos años se han suscitado diferentes acontecimientos que pueden poner en duda las políticas educativas un país en lo que se refiere a una educación inclusiva, incluso, cimbrar las fibras más sensibles de cualquier persona prudente. Qué puede más, presenciar la conferencia del primer Doctorado en México de una persona sorda, recibir en la Dirección de una Escuela Primaria a dos niñas de escasos once años que son relegadas a un rincón por su maestra, por el simple hecho de provenir de una comunidad dónde aún se habla una lengua indígena. Incluso, en tiempos muy recientes y de un impacto más amplio, las políticas educativas que no han sido capaces de brindar una educación que llegue a todos los sectores de la sociedad.


            Estas situaciones marcan los pendientes y compromisos que tiene la educación actual en México y que no han podido ser atendidas. Cuántos niños son olvidados por ser diferentes, por sufrir alguna discapacidad, por su origen, su lengua, color de piel, religión o condición económica. Ahora bien, cuántos maestros están capacitados para atender a estos alumnos, qué están haciendo las diferentes escuelas formadoras para dotar a los futuros maestros de las herramientas necesarias para abatir estos problemas.

            Al presenciar estos hechos vienen a la mente diferentes situaciones que dejan al descubierto que relegar a un alumno no es un problema exclusivo de la Educación Básica, esta situación se hace presente en los diferentes niveles de la educación.

            En lo que se refiere a la atención de alumnos con discapacidad los avances son significativos, sólo que aún hace falta más atención sobre las necesidades educativas que son inherentes a su persona. Las diferentes discapacidades no están siendo consideradas por las autoridades, a tal grado que, en los formatos de las estadísticas escolares, se engloban en un solo rubro varias situaciones que requieren de una atención específica.

Instituciones y dependencias están haciendo lo que les compete, mientras que los docentes capacitados o no, tienen que justificar que los alumnos a los que atienden requieren de su atención; movidos por una convicción y afán de servicio, no son capaces de dejar sin atención a un alumno con Síndrome de Down, atención dispersa, problemas de habla o auditivos, etc. Su atención requiere de un compromiso conjunto de las autoridades, dependencias, docentes y padres de familia, para lograr insertarlos en la dinámica de la sociedad actual. Es más que desgarrarse las prendas y decir, si él pudo yo también, o que pase por un tema de moda. Es necesario hacer más.


Por otro lado, qué ha pasado con las comunidades indígenas, que lejos de privilegiarles con una educación ad hoc a sus necesidades, están siendo relegadas. Al hablar con estas chiquillas se trasluce el temor y la vergüenza de la que son presas cuando se les cuestiona sobre su lengua materna, con solo encogerse de hombros, guardan silencio y dejan traslucir una tenue sonrisa al sentir interés por ellas; se levantan con la promesa de regresar para platicar sobre su lengua. Se termina el encanto cuando vuelven a su salón y la maestra les cuestiona sobre qué fue de lo que hablaron en la Dirección de la escuela. Si esto pasa con dos niñas, cuantas personas de todos los ámbitos de la sociedad han perdido la identidad al renegar de sus orígenes por la vergüenza que esto les ocasiona.

No basta con ponerse un huipil para mostrar el interés por la educación de las comunidades indígenas, esto requiere de un trabajo multidisciplinario que abarque todos los aspectos de su vida. Desde hace muchos años, los maestros que son enviados a las comunidades indígenas se sienten malditos por llegar a esos lugares; otros, algo más prudentes, reciben con convicción este reto y antes de enseñar Español y Matemáticas, deciden aprender la lengua y conocer sus costumbres. Los que serán sus alumnos, por un momento son sus maestros.

Baste con echar un vistazo al pasado y preguntar a los distintos diseñadores de los modelos educativos, qué ha pasado con los indígenas que leyeron a Aristóteles, San Agustín y Santo Tomás, que podían escribir en náhuatl, español y latín, que sabían de Gramática, Retórica, Astronomía, Matemáticas, Música, etc.

Es de cuestionar, si aun en la actualidad donde se cuenta con las TIC donde proliferan una serie de plataformas que acercan a los actores de la educación y demás herramientas educativas, de Maestros con convicción y diferentes especialistas en cada uno de los aspectos de la educación; se podrá igualar, incluso superar la labor educativa de la Corona española y el afán educativo de los franciscanos, mismos que defendieron con férreo carácter a los indígenas cuando fueron considerados como bestias solo aptas para el trabajo y con un nivel de pensamiento no mayor a un niño de siete años.


Es momento de implementar y canalizar muchos esfuerzos para emprender una campaña de alfabetización, con personas capaces y comprometidas con la educación indígena, que dejen de ser temas de escritorio que se depositan en los cajones y forman parte del discurso. Que los indígenas ya no se sientan relegados, sino parte de una sociedad en constante cambio en la que parece que no tienen lugar.

La educación es un derecho de todo ciudadano sin importar su condición, para así lograr que haya más personas que logren sus sueños. Hoy muchos padres de familia se encuentran en la dicotomía de qué hacer, le doy de comer o le pago el internet, qué más necesario. Y aún hay más de que hablar…


Luis Manuel Vázquez Morales

 Fb: Luis Manuel Vázquez Morales

Ig: lvazquezmorales

luis_clio@hotmail.com

Comentarios