Experiencia Covidiana

Y va uno por el mundo pensando “a mí no me pasa”, “a mí no me toca”, “eso está muy lejos de mí y de los míos”

24 de Junio de 2020, un poco de malestares de resfriado, ante el panorama la primera pregunta ¿Sera Covid? No creo, estoy sugestionándome y de pronto los síntomas son cada vez más alarmantes, temperaturas que no ceden, dolor de cuerpo, dolor de cabeza, escalofríos, la sintomatología lo hace cada vez más evidente y mi mente me dice “Es una broma, esto no está pasando”.

Mientras tanto allá afuera los datos son alarmantes, 5 muertos, 7 muertos, 9 muertos, 12 muertos, 72 contagiados, 85 contagiados,  78 contagiados, las cifras a la alta, leo en mis contactos de varios casos y una que otra defunción, todo en cuestión de un par de días, se ha tornado caótico, llamo al 911 y empieza una seria de preguntas que en su mayoría son afirmativas y me confirman la visita para tomar la muestra, mientras tanto el estado físico empeora, el tratamiento que está dando el Doctor parece no funcionar.

Día 5, las temperaturas persisten y la oxigenación comienza a bajar, alarma, hay que conseguir oxígeno a la voz de ya!!, porque la situación es cada vez más grave.

Mientras tanto las farmacias están saturadas, los medicamentos y tanques de oxígeno agotados, largas filas para rellenarlos, la pesadilla sube de nivel, la voz se corre de la situación crítica y el Doctor sigue recetando medicamento que parece no funcionar.

No hay oxigeno solo un pequeño tanque que apenas dura tres horas, ¿Cómo lo rellenaremos en la noche, en la madrugada? No se puede acabar por que los pulmones pueden empeorar.


Suena el teléfono, es personal de SESA, para confirmar el positivo a COVID-19, en la mente todo se derrumba, ¿voy a morir?, ¿me van a internar?, ¿no los voy a volver a ver?, ¿Qué va a pasar?

6:00 P.M. esto no mejora aun con el oxígeno; de pronto un familiar dice que hay un buen Doctor que le han recomendado, hay que llamarle de inmediato, mientras tanto el pequeño tanque de oxígeno ya se acabó, no duro ni 3 horas, ¿Que va a pasar?...

Una hora después llega el nuevo medico cargando 2 maletas, sabrá dios repletas de qué?, comienza la revisión, a quitar y poner nuevo medicamento, saca de su hielera unas nuevas ampolletas, parece que son la fórmula mágica, nuevas cajas de pócimas y frascos y más frascos de vitaminas, parece que este Doctor también trae un poco de tranquilidad y estabilidad y…

Magia… una máquina de oxigeno que se conecta a la luz y habrá aire para los pulmones sin límite de tiempo, 24 horas continuas, sin necesidad de rellenar, sin límite de días.

Pero de pronto cuando todo parece ir mejor, mi hijo también tiene síntomas y esta contagiado, inmediatamente hay que administrarle medicamento, afortunadamente pasa la noche tranquilo y al día siguiente está mucho mejor, es muy joven y sale muy rápido sin mayores complicaciones.

Ahora viene el aislamiento y muchos cuidados, la limpieza diaria de la habitación, separar la ropa, los trastes de la comida y una serie de recomendaciones que son agotadoras, afortunadamente los mensajes y llamadas de ayuda y apoyo no paran, mucha gente que nos quiere está ahí para echarnos porras y para ayudarnos.

Los días van mejor con el oxígeno y una cantidad de medicamentos innombrables y lo mejor, estamos en la comodidad de casa, en el calor del hogar, donde hay comida caliente, acompañamiento de la gente que amamos, hay risas, hay palabras de ánimo todos los días, el caos va disminuyendo.

15 de julio, hoy el Doctor nos visita nuevamente, los medicamentos se terminaron, la oxigenación sigue a la alza y hoy despedimos la mágica máquina de oxígeno, el médico dice que ya la libramos pero hay que seguir con los cuidados y no bajar la guardia, hacer un estudio más para verificar los pulmones y que no haya secuelas en los mismos.

29 de julio, ya casi salimos de la cuarentena, parece que “la normalidad” está muy cerca, parece que la pesadilla ya paso, la experiencia quedo y el miedo también.

Debimos quedarnos en casa, pero hay necesidad de trabajar y salir, por que la economía no nos permitió guardarnos durante la pandemia

Me queda claro que somos un país débil en cuanto a salud y que necesitamos cambiar mucho nuestros hábitos, principalmente alimenticios y físicos, que es importante comer saludable, hacer ejercicio, tener una mente positiva y bajarle al stres diario, cosas simples, pero que el ajetreo diario no nos los permite.

Hoy formamos parte de las estadísticas de esta epidemia y las enseñanzas fueron muchas, el método no fue el más placentero, la vida es breve, el miedo te frena o te hace caminar, el miedo te derrota o te levanta una vez más, pero tampoco estamos aquí para caernos y volvernos a caer sabiendo que nos levantaremos cuantas veces sea necesario, esa no es la finalidad.

Para concluir me toco acompañar al enfermo de Covid, nunca supe si yo también fui positiva, pero creo que las posibilidades eran evidentes y hoy agradezco mi fortaleza, pero definitivamente no quiero más caídas aun sabiendo que me puedo levantar 100 veces más, ahora solo quiero permanecer de pie, no quiero más batallas como esta.


La historia compartida en esta publicación es real y verificada, este texto se mantendrá anónimo, por respeto a la integridad y seguridad de la familia que lo comparte con nosotros. 

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